El perro de intervención: Labrador Retriever
El Labrador Retriever no es solo una raza excepcionalmente apta para la terapia: es un compañero de vida con capacidad única de conectar con las personas. Su historia, temperamento, habilidades y nobleza lo convierten en un referente en el mundo de las Intervenciones Asistidas y en el apoyo emocional.
El diario «Redacción Médica», cita a la RSCE - Real Sociedad Canina de España Indicando que las terapias asistidas con perros pueden reducir hasta un 60% la medicación en pacientes con depresión y mejorar la asistencia médica en un 80% en pacientes con esquizofrenia. Ver enlace

Caso de éxito:
En febrero de 2025, Bonnie, una Labrador Retriever, participó en una innovadora intervención en una peluquería de Lugones (Asturias), ayudando a Xuan, un niño con autismo, a superar su miedo al corte de pelo. Gracias a su calma, empatía y entrenamiento, Bonnie logró que la experiencia fuera tranquila y positiva, reduciendo la ansiedad al menor y facilitando el trabajo del profesional. Ver enlace
Historia y Origen
El Labrador Retriever es una de las razas más queridas y valoradas a nivel mundial. Se originó en Terranova (Canadá), donde colaboraba con los pescadores locales para recuperar redes y presas del agua. Esta historia explica su instinto para el trabajo cooperativo, su resistencia física y su excelente capacidad de natación, apoyada por su cola de tipo “nutria” y membranas interdigitales entre los dedos, similares a las de los patos facilitándoles así su impulso cuando nadan.
Antes del siglo XIX, fue llevado a Reino Unido donde se perfeccionó su crianza como perro de caza, asistencia y compañía. Durante la Primera Guerra Mundial fue entrenado como perro guía para soldados ciegos, y hoy en día es la raza más empleada por organizaciones como la IGDF - International Guide Dog Federation, de la que es miembro la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG).
En España, la raza está reconocida por la Real Sociedad Canina de España (RSCE) y por la Federación Cinológica Internacional (FCI), Clasificándolo en el grupo 8, sección 1: perros cobradores de caza. Además, la Asociación Española del Labrador retriever (AELR), trabaja desde 2005 por su conservación, mejora y promoción.
Características físicas:
- Tamaño: mediano - grande.
- Machos: 57 - 60 cm y 29 - 36 Kg.
- Hembras: 54 - 57 cm y 25 - 31 Kg.
- Pelaje: corto, denso y de doble capa, con una textura resistente al agua.
- Colores oficiales: negro, amarillo (desde crema hasta rojo) y chocolate.
- Rasgos distintivos: cabeza ancha, orejas colgantes, cola gruesa tipo “cola de nutria”, pies con membranas interdigitales.
Temperamento y comportamiento:
El Labrador Retriever se distingue por ser:
- Amable, equilibrado, sociable y extremadamente afectuoso.
- Muy inteligente, obediente y fácil de adiestrar.
- Empático y emocionalmente sensible: responde adecuadamente al estado de ánimo de los humanos.
Estas cualidades lo hacen ideal tanto para hogares como para entornos clínicos, educativos y de intervención asistida.
Salud y cuidados:
- Esperanza de vida: 10 - 12 años.
- Salud general: resistente, aunque existe riesgo de displasia de cadera/codo, obesidad y alergias.
- Cuidados recomendados:
- Ejercicio diario para evitar el sobrepeso.
- Visitas veterinarias regulares y control de peso.
- Alimentación equilibrada y de calidad.
Durante la selección de ejemplares para terapia, se realiza un análisis genético exhaustivo para evitar problemas hereditarios y garantizar un rendimiento óptimo a largo plazo.
El labrador retriever en intervenciones asistidas con animales
¿Por qué el Labrador es ideal para terapia?
En nuestros programas de Intervención Asistida con Animales (IAA), el Labrador Retriever destaca por su carácter equilibrado y seguro, su alta inteligencia y capacidad de aprendizaje, así como su empatía natural y sensibilidad emocional. Estas cualidades lo convierten en un aliado excepcional en contextos terapéuticos.
El Labrador se adapta fácilmente a diferentes entornos como hospitales, escuelas y residencias de mayores, donde su presencia genera confianza y calma. Además, ayuda a reducir el estrés, mejora la comunicación, fomenta la motivación de movimiento y despierta emociones positivas en los pacientes.
Entrenamiento y habilidades terapéuticas:
Los Labradores son cooperativos, atentos, pacientes y nacionalmente estables. Estas características, sumadas al deseo de agradar, su capacidad de concentración y sensibilidad, los hacen ideales para el trabajo terapéutico.
Su entrenamiento incluye órdenes básicas como siéntate, quieto, túmbate, ven, junto y no, así como órdenes avanzadas como coge, trae, sube, pata, gira… También desarrollan habilidades específicas para la IAA, como:
- Caminar junto a las sillas de ruedas, camas y bastones sin molestar.
- Mantenerse inmóviles durante abrazos o exploraciones.
- Dar objetos con suavidad.
- Pasar por debajo de las piernas, responder a diferentes voces o edades.
- Adaptarse a la energía emocional del paciente.
Actitud y control emocional:
Los Labradores mantienen la calma incluso en entornos clínicos o ruidosos. Son capaces de seguir órdenes de adultos, niños o personas mayores y ajustar su comportamiento según la situación: saben cuándo deben jugar, acercarse o simplemente estar presentes, ofreciendo apoyo emocional desde la tranquilidad y el respeto.